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Orson Pom: De cena dogfriendly en No Piqui

¿Cómo estáis pomiamigos? Yo genial, porque poco a poco parece que todo va volviendo a la normalidad. Mis paseos son más largos, me monto en coche y, lo mejor, ¡volvemos a salir a comer fuera de casa!. Y es que no hay nada que me guste más que una salida grastronómica. En esta ocasión, tocó ir a cenar y como mi pomifamilia es genial me llevó con ellos para que les acompañara. Y, como soy un buen pomerania, os voy a contar a dónde fui por si se lo queréis contar a vuestras familias para que os lleven con ellos. Y es que, el sitio no fue otro que No Piqui.



 

Tras un breve debate con lo que se les apetecía comer -qué de vueltas le dan los humanos a la comida, que si a mi no se me apetece pizza, que prefiero hamburguesa, que mejor algo light... yo no tendría ningún problema en comer lo que fuera, jajaja y, ¿vosotros?- cogimos el coche y nos plantamos en No Piqui, que es un local que es muy chulo y que en Málaga tiene varios establecimientos. Evidentemente, comprendí que el debate acerca de qué se iba a cenar no estaba cerrado, puesto que en No Piqui hay de todo (pizzas, hamburguesas, ensaladas, bowls de yogurt, etc.), ya que es cocina 24 horas y abarcan desde los desayunos (aunque ahora en Cerrado de Calderón no los sirven por las circunstancias del Covid 19), pasando por el brunch -se me hace la boca agua nada más pensar en él-, el almuerzo, la merienda y la cena. ¡Vamos que son todoterreno! Además, los platos siempre los presentan de una manera muy bonita y atractiva. Y yo, que soy muy fan de las flores, os podéis imaginar la ilusión que me hacer ver la decoración de sus ensaladas, aunque no os engañaré y, obviamente, se me cae la baba cuando sirven una buena hamburguesa, jajaja.





El local es muy agradable, cuando entras parece que estás en como en un jardín y todos te tratan muy bien. De hecho, nada más sentarnos, como yo era el más mono, la camarera me trajo un bol con agua que yo le agradecí con una de mis mejores sonrisas de pomerania. El rato que estuvimos en No Piqui fue de lo más relajante y vino súperbien para desconectar un ratito de la monotonía. Tan tranquilo estuve que no dije ni guau mientras mi familia cenaba, y tan solo me tuve que dedicar a tumbarme en el suelo y a dejarme acariciar por algunas personas que me veían allí. Como véis no me estresé mucho 😉.


Si queréis ver cómo estuvo la velada, os dejo unas cuantas fotos para que no os la perdáis. ¡Espero que os gusten!





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