Por Orson Pom
Hoy ha sonado el despertador temprano porque voy a ir a desayunar a un lugar donde lo dulce se hace realidad. No solo por la variedad de recetas napolitanas que puedes encontrar, sino por el cariño con el que sus dueños tratan a los perros que entran a su establecimiento. Se trata de Caramello Salato Bakery, un obrador ubicado en el centro histórico de Málaga (c/Carretería, 20), que ha abierto recientemente con la intención de enamorar a humanos y animales con sus exquisitos dulces.
Orson Pom, junto a Raffaella Panico. / O. P.
Al frente del horno de Caramello Salato Bakery se encuentra Raffaella Panico, la chef de manos mágicas, a la que hoy tengo el gusto de entrevistar.
¿Desde cuándo está abierto al público Caramello Salato Bakery?
Pues, desde hará más o menos un mes. Acabamos de salir del horno como aquel que dice. Teníamos pensado abrir antes, pero nos pilló por medio el Covid con el confinamiento, así que todo se ha ido retrasando hasta que ahora por fin hemos podido abrir nuestras puertas.
¿Por qué el nombre de Caramello Salato Napolitan Bakery?
Nos decidimos por este nombre porque nosotros somos de Nápoles y es un nuevo concepto de pastelería que va a unir la repostería napolitana con la americana. Así, quien pase por aquí se puede encontrar en nuestra vitrina postres napolitanos y tartas americanas. Por otro lado, Caramello Salato es una preparación de la cocina americana, en concreto, es un caramelo con punta de sal, que está espectacular.
¿Siempre te has dedicado a la repostería?
No. Tras el Bachillerato, estudié idiomas durante mucho tiempo, trabajé como modelo diez años y me matriculé en Derecho, carrera que dejé por la repostería. Me formé en ella y he trabajado en hoteles de lujo, estrellas Michelín... dedicándome en cuerpo y alma por la repostería. Es toda una pasión la que siento por mi profesión y no me pesa estar entre 12 y 13 horas trabajando porque estoy enamorada de ella, desde hacer pan hasta el glaseado, por eso todos los productos que salen del horno de Caramello Salato son artesanales.
Si tuvieras que decir una especialidad de Caramello Salato, ¿cuál sería?
Hay muchas cosas, pero quizá diría un postre que he invitado yo, se trata de una seta con base de chocolate con relleno de frutas del bosque y la cabeza de la seta con chocolate blanco y trufa negra. Como todo, puede gustar o no, pero es lo más diferente que no vas encontrar en otro lugar.
Y, desde el punto de vista del cliente: ¿Qué es lo más popular?
Está gustando mucho el croissant relleno de pistacho o el que está relleno de manga pastelera -que es típico de Nápoles- y cereza amarena, que son muy típicos en el desayuno de Italia junto a un buen capuccino.
¿Y cuál sería la bebida con más éxito?
El capuccino gourmet de chocolate, nutella y avellana.
En Caramello Salato son bienvenidos los perros. ¿Ser dogfriendly era una idea que manejabais desde el principio?
Sí. No es algo que se haya pensado por el camino, ya que desde el primer día tenía claro que el establecimiento iba a ser dogfriendly, más que nada porque yo amo a los animales. De hecho, cada vez que paso por algún sitio en el que están prohibida su entrada lo paso mal. Yo nunca me he encontrado con perros maleducados, pero sí con dueños con mala educación.
Aunque no aparece en vuestra carta, ¿los perros también pueden saborear algo en Caramello Salato?
Por supuesto. Es cierto que no está en la carta, pero muchas veces lo ofrezco a los clientes y hago para los perros pancakes especiales para ellos, sin utilizar ingredientes que les perjudican como puede ser el azúcar. Así, están hechos con miel que les hace bien, canela, manzana... y también hago tartas de cumpleaños para ellos que pueden comer tranquilamente.
¿Tenéis muchos clientes caninos?
Normalmente, llegan dubitativo preguntan sí pueden entrar y les decimos que por supuesto.
Si tuvieras que definir Caramello Salato... ¿qué dirías?
Calidad, pasión y mucho esfuerzo. Ha nacido como un proyecto con el que llevamos cinco años y que hasta ahora no hemos podido hacer realidad.
De cara las navidades, ¿qué tenéis planeado?
No os podéis imaginar los padres que hay en Navidad en Nápoles y aquel que quiera podrá encargarnos lo que más le guste. En el caso de los panettones que son más laboriosos y yo hago mi propia levadura madre habrá como fecha límite el 14 de diciembre. Pero no solo saldrán del horno panettones, sino que habrá otros muchos dulces típicos navideños napolitanos como la sfogliatella, el struffoli o cestas surtidas para aquellos que quieran probar un poco de todo.
Ahora, con todo el asunto del coronavirus y las limitaciones que ha acarreado el servicio a domicilio se ha vuelto casi una necesidad. ¿Contáis con él?
De momento no. Pero ya hemos hablado con Uber Eats y, a partir de la semana que viene, lo más seguro es que ya esté en marcha.
¿Qué proyectos de futuro tenéis en mente?
Que Caramello Salato se convierta en una franquicia. Nuestro sueño sería abrir en América y en Londres, pero antes tiene que pasar el Covid y tenemos que ir cumpliendo objetivos y si todo fuera bien, logarlo y hacer que Caramello Salato se conozca en todo el mundo. Ese sería el mejor regalo que le podría hacer a mis padres que siempre me han apoyado.
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